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Presidenta surcoreana enfrenta la semana que determinará su futuro

La presidenta surcoreana, Park Geun-hye, afronta una semana clave en la que Asamblea Nacional votará una moción para su destitución, mientras la oposición busca contra reloj el apoyo de los miembros del partido gobernante.

Acosada y debilitada por un escándalo de corrupción y tráfico de influencias, Park podría ofrecer un nuevo discurso televisado entre el martes y el miércoles, según señalaron este lunes los medios surcoreanos, en un último intento de evitar su moción de destitución («impeachment»).

La semana pasada la presidenta anunció en un discurso que ponía su cargo a disposición del Parlamento para que acortara su mandato sin especificar fechas, lo que no calmó la indignación que ha causado el conocido como caso de la «Rasputina coreana», en relación a su amiga y confidente Choi Soon-sil.

Por su parte, la oposición aseguró que «no negociará» la dimisión voluntaria de Park y afirmó que la jefa de Estado debe abandonar el poder cuanto antes, ya que prácticamente toda la ciudadanía está en su contra.

Así, los partidos opositores instaron a los diputados de la formación gobernante a votar a favor a pesar de que ésta había expresado su intención de preparar la dimisión voluntaria de la presidenta en abril en lugar de destituirla.

La aprobación requiere de dos tercios de los 300 diputados, lo que supone todos los votos de la oposición -algo prácticamente asegurado- sumados a los de al menos 28 diputados del partido gobernante Saenuri, al que pertenece la presidenta.

Ante la fuerte presión el partido gobernante, fuertemente dividido, anunció que cada diputado votará por libre y «según su conciencia», en palabras de su líder parlamentario, Chung Jin-suk.

De este modo, se predice que la votación será muy ajustada, ya que el número de posibles disidentes en esta fuerza política se calcula en aproximadamente una treintena.

Cientos de miles de surcoreanos -más de dos millones según los organizadores- pidieron el «impeachment» el pasado sábado en la sexta protesta masiva contra la jefa de Estado desde que saltara el escándalo de la «Rasputina coreana».

Choi Soon-sil, íntima amiga de la presidenta, está acusada entre otros cargos de haber intervenido en asuntos de Estado a pesar de no ostentar cargo público y haber presionado a empresas para obtener cuantiosas sumas de dinero que se habría apropiado parcialmente.

En relación a esta última acusación, los líderes de nueve de los mayores conglomerados empresariales de Corea del Sur prestarán declaración el martes para aclarar los detalles de sospechosas donaciones de decenas de millones de dólares a organizaciones dirigidas por la amiga de la presidenta.

Las confesiones de los empresarios -incluido el vicepresidente y heredero de Samsung Electronics, Lee Jae-yong- podrían aclarar si la presidenta y su amiga les extorsionaron bajo amenazas o les concedieron favores a cambio de las donaciones.

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