En los medios de comunicación y redes sociales se ha comentado acerca de la existencia de una supuesta grabación «comprometedora», la cual está siendo utilizada para sobornar al presidente interino de la Corte Suprema de Justicia, Hernán De León, para que interceda a favor delexpresidente Ricardo Martinelli en el caso de los pinchazos telefónicos.
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Sin embargo, en unas declaraciones dadas durante la inauguración del Juzgado Municipal de Boquete, en la provincia de Chiriquí, De León negó el chantaje y la existencia de alguna grabación usada en su contra. “No tengo ningún tipo de presión”, aseguró.
“Cómo voy a explicar algo que no me consta, que no existe, que no sé de dónde salió. Así que al que creó el morbo, de alguna forma, que le pregunten; al que lo creó, él o ella, porque no sé”, expresó el magistrado a los medios de comunicación.
Por su parte, la procuradora Kenia Porcell explicó en un video que luego de escuchar las declaraciones del magistrado decidió mostrar al país una conversación que tuvo con De León el pasado 30 de julio.
En la conversación, De León le comenta a Porcell que el caso de Ricardo Martinelli «se va a caer», y que lo van a anular.
Además, le comunicó que existen más de 5 mil personas a las que le fueron interceptadas sus llamadas telefónicas, entre esas, se encuentra supuestamente él.
Porcell expresó: «Hoy le reitero al magistrado, presidente encargado de la Corte Suprema de Justicia, Hernán De León, públicamente y ante la faz del país, que presente la denuncia, porque alguien le mostró una grabación en la que usted es una víctima y en la que usted alude que hay 5 mil personas más».
Tras las declaraciones de Porcell, la Secretaría de Comunicación del Órgano Judicial publicó un comunicado por parte del magistrado De León, en el que indica que la visita al despacho de la procuradora fue “una reunión privada” dentro del contexto de la amistad profesional que tiene con Porcell.
De acuerdo con el comunicado, el magistrado lamenta que la procuradora haya publicado “una pequeña parte” de lo conversado.
Fuente: La Prensa