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Estados Unidos no ha recibido petición de Filipinas sobre cambios

Estados Unidos no ha recibido ninguna petición oficial para «cambiar» su asistencia o cooperación con Filipinas, cuyo presidente, Rodrigo Duterte, anunció este jueves la «separación» de Washington, su principal aliado, durante un foro celebrado en Pekín.

En una declaración enviada a Efe, una fuente de la Casa Blanca explicó, bajo anonimato, que el Gobierno estadounidense todavía no ha recibido ninguna solicitud «a través de los canales oficiales» para cambiar la asistencia o cooperación con Filipinas.

Durante un foro de negocios chino-filipino celebrado en Pekín, Duterte anunció su intención de separarse de Estados Unidos y acercarse a China.

En un discurso, el mandatario filipino aseguró que Estados Unidos ya no puede verse como «el más poderoso del mundo (…), porque le debe a China muchos préstamos», y reiteró su intención de mejorar sus intercambios con la potencia asiática, su segundo socio comercial en 2015.

El secretario de Finanzas filipino, Carlos Domínguez, rebajó el tono de Duterte en un comunicado divulgado posteriormente en el que, si bien afirmó que Manila «dará un firme giro hacia la integración económica regional» con la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), también «mantendrá relaciones con Occidente».

Emily Horne, una portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, comentó en otra declaración enviada a Efe que la alianza entre EE.UU. y Filipinas se basa en una historia de 70 años, «ricos lazos entre los dos pueblos» y «una larga lista de intereses de seguridad compartidos».

«Seguimos siendo también uno de los socios económicos más fuertes de Filipinas. La actual inversión extranjera directa de Estados Unidos está por encima de 4.700 millones de dólares», destacó la portavoz.

A comienzos de este mes, Duterte envió «al infierno» al presidente estadounidense, Barack Obama, y al purgatorio a la Unión Europea por las críticas a su campaña contra las drogas, en la que han muerto más de 3.500 personas.

A raíz de las críticas de EE.UU., Duterte también ha anunciado que quiere poner fin a los ejercicios militares que ambos países llevan a cabo de forma regular desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra el país norteamericano (11-S).

Además, Duterte ha amenazado con incumplir los acuerdos firmados con Washington en abril de 2014 y que posibilitan una mayor presencia militar estadounidense cerca del mar de China Meridional, una zona que Pekín se disputa con varios países, incluido Filipinas.

El mandatario filipino ha llegado incluso a llamar «hijo de puta» a Obama, un insulto al que el presidente estadounidense restó importancia pero que motivó la anulación de la reunión bilateral que ambos iban a mantener el pasado septiembre en Laos.

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