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Justicia noruega estudiará la condena a por trato inhumano a Breivik

El Tribunal de Apelación noruego comenzará el martes la revisión de la condena al Estado por el «trato inhumano» dado en prisión al ultraderechista Anders Behring Breivik, autor de los atentados de 2011 en este país nórdico.

Un juzgado de primera instancia de Oslo falló en abril de 2016 que el Estado había violado la Convención Europea de Derechos Humanos, que prohíbe la tortura y el trato inhumano o denigrante, en los cinco años en que Breivik ha permanecido encerrado en régimen de aislamiento.

La misma corte absolvió a Noruega del delito de violación del artículo 8 de esa convención, que trata sobre el respeto a la vida privada, por el estricto control de las comunicaciones a que está sometido Breivik.

El nuevo proceso, para el que se han reservado seis días de vistas, se celebra después de que el Estado presentó una apelación contra la sentencia y la defensa del ultraderechista, un recurso contra la acusación de la que aquel fue absuelto.

El primer tribunal justificó en su día la condena por la duración del aislamiento, la falta de base para esa medida, las limitadas posibilidades de queja y las pocas iniciativas para compensarlo, además de criticar que no se había tenido en cuenta la salud mental del ultraderechista.

Entre las prácticas consideradas denigrantes figuran los cacheos rutinarios desnudo y el uso continuo de esposas en la primera parte de su estancia en prisión.

Los abogados del Estado sostuvieron que el régimen carcelario es «humano y responsable» y ha sido adaptado de forma continua según estimaciones profesionales, además de rechazar que el reo pueda ser considerado una persona frágil mentalmente.

«Se han presentado controles médicos de todo el tiempo de condena durante más de cinco años, a los que volveremos durante el juicio, y no hacen pensar que padezca carga mental alguna por la situación», declaró esta semana el fiscal general, Fredrik Sejersted, que ha asumido la dirección del caso.

Tras la sentencia de abril, las instituciones penitenciarias le concedieron al reo más tiempo diario para hablar con los carceleros y la posibilidad de discutir con su abogado a través de barrotes y no de un vidrio de seguridad.

Pero la defensa de Breivik cree que esas medidas apenas alivian la situación general de aislamiento y critica que el único contacto humano que se le permite sea con profesionales.

Al igual que el primer juicio, este nuevo proceso se celebrará por razones de seguridad en una sala del penal de Skien (al sur de Oslo), la misma prisión en la que cumple condena el ultra y bajo restricciones que afectan a los testimonios -el de Breivik incluido- y a las inspecciones de las dependencias carcelarias.

Breivik fue condenado a 21 años prorrogables de forma indefinida por hacer estallar, en el complejo gubernamental de Oslo el 22 de julio de 2011 una furgoneta bomba que mató a ocho personas.

Luego, se trasladó en coche a la isla de Utøya, al oeste de la capital, donde perpetró una matanza en el campamento de las Juventudes Laboristas en la que murieron otras 69 personas.

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