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Opinión: Los pobres al poder: Una mentira peligrosa (que lo diga Venezuela)

No cabe la menor de duda  estamos viviendo un momento de mucha trascendencia en nuestra corta historia republicana, que dicho sea de paso, ha tenido de todo: desde los horrores de una dictadura, una mujer presidenta – apreciando su liderazgo – fraudes electorales, millones de dólares robados a un pueblo francamente desesperado, políticos corruptos y mentirosos y empresarios envueltos en escándalos internacionales que han puesto a Panamá en el mapa geopolítico, turístico y financiero mundial.   

Dicho lo anterior, hago una reflexión relacionada con las próximas elecciones generales.  A escasamente un año de la realización de las mismas, el panorama es algo más desesperante que frustrante: vemos con deterioro una clase política que cada día está más empañada por su propia culpa, revelando casi a «calzón quitao» lo cierto que hay detrás de las oficinas gubernamentales. Un gobierno panameñista que sólo hace ocupar un espacio gubernamental y envuelto en acusaciones de acoso político, corrupción y otro largo etcétera. Una Asamblea Nacional que deja mucho que desear y el Poder Judicial siguiendo lo que se dicta en palacio. En fin, un panorama bastante tétrico. 

Lo que me lleva a caer en cuenta de que, en medio de todo este caos nacional, hay figuras que si bien es cierto no son nada independientes aunque lo juren frente a un altar, se están posicionando fuertemente. Estas figuras nos hacen creer que el hecho de no pertenecer a un partido político los hace aptos para gobernar un país, cosa que realmente la escucho y me da más asco que cualquier otra cosa.

Hay otras figuras que pertenecen a partidos políticos y que, por su forma de expresarse -a manoteo y gritos chabacanos- se creen dueñas (os) de la verdad absoluta, venden sus imágenes como si fueran impolutas y realmente sueñan con destruir las clases sociales del país y vivir una comparativa casi semejante a Venezuela. Y están los zorros viejos que siempre han querido ser presidentes de la República, ambicionando el sueño del poder y con mucha prisa para tocarlo.

El panorama es incierto, es más, da miedo… Podemos llevar a la presidencia de Panamá a la chabacana poderosa destructora de clases sociales y convertirnos en una Venezuela con un gran balneario llamado «El Canal de Panamá», o podemos llevar a un pseudoindependiente que se deja manejar por los poderes económicos, o a la verdad de un sueño que un país necesita, la prosperidad de sus ciudadanos.  Si bien es cierto cada país tiene los gobernantes que se merecen, yo en mi calidad de ciudadano preocupado por el lugar que me vio nacer prefiero velar por tener oportunidades reales para mi y para mis hijos que soñar en una panacea que nunca existirá.  No como cuento de un cambio social, ni me trago la historia de los pobres al poder…  y espero que tú tampoco lo hagas. 

Opinión: Pepe Segura

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