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El muro que Trump construirá y que inmigrantes y narcotraficantes ya han cruzado

El «gran muro» de Donald Trump, esa «hermosa» y costosísima muralla que el nuevo presidente de EE.UU. quiere construir a lo largo de la frontera con México, puede ser superada con tan solo una simple y barata escalera de madera.

Ya sea un muro de cemento, una valla de acero o una simple barda, el muro, tantas veces coreado en sus mítines electorales, fue un caballo de batalla durante la campaña del magnate, volvió a ser titular noticioso tras la orden firmada por el presidente Trump para que se inicie su construcción en cuestión de «meses».

A lo largo de la línea fronteriza entre EE.UU. y México, que cubre California, Arizona, Nuevo México y regiones de Texas, existen en la actualidad 354 millas (569 kilómetros) de muro, así como otras 299 (481 kilómetros) de barreras para obstaculizar el cruce de vehículos y personas.

Y a pesar de ello, en esa línea divisoria no se ha detenido ni el cruce de indocumentados ni el tráfico de drogas.

En todo el año fiscal 2016, es decir entre el 11 de octubre de 2015 y el 30 de septiembre de 2016, la Patrulla Fronteriza detuvo a 415.816 inmigrantes indocumentados a lo largo de la frontera con México, una cifra superior a los 337.117 detenidos el periodo anterior.

Asimismo, en el último año fiscal se decomisó 1.294.052 libras de marihuana y 5.473 libras de cocaína, provenientes mayoritariamente de México, el vecino del sur que Trump pretende además que asuma el «cien por cien» del coste de semejante pared.

«Nuestra relación con México va a mejorar», afirmó hoy el presidente en un acto en el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), en el que dio a conocer sus medidas en materia de inmigración, que incluyen levantar más centros de detención y negar fondos federales a las ciudades que traten de proteger a los indocumentados.

La idea de construir un muro en la frontera con México, bajo el argumento de constituir un tema de «seguridad nacional», no es algo nuevo y de hecho ya en 1994 la Administración Clinton aprobó el levantamiento de pequeños tramos en la llamada Operación Guardián.

En 2006, la idea retomó fuerzas con el entonces presidente George W. Bush, quien dio luz verde a la construcción de un muro de gran tamaño en partes de la frontera.

Sin embargo, no son pocos los que han señalado lo ineficaz de erigir una pared fronteriza, ya que los indocumentados, empujados muchas veces por instintos de supervivencia, escalan el muro con improvisadas escaleras, mientras que los narcotraficantes pasan grandes cantidades de drogas a través de túneles subterráneos.

El congresista representante por Texas Joaquín Castro señaló en rueda de prensa que la propuesta del muro es más un» símbolo» que una herramienta efectiva para incrementar la seguridad en la frontera.

Y es que cuando se estudian los métodos utilizados por los narcotraficantes para continuar su labor delictiva, las dudas sobre los verdaderos beneficios de un muro resultan más acuciantes.

Los narcotraficantes apelan a catapultas colocadas del lado mexicano para lanzar por los aires paquetes de droga recogidos en el lado estadounidense. Han colocado además improvisadas rampas por donde suben autos y cruzan el muro, han usado aviones ultraligeros y hasta han hecho agujeros en los tramos existentes para pasar drogas y personas.

Omar Lucio, el alguacil del Condado Cameron, en Texas y que hace frontera con el estado mexicano de Tamaulipas, cree que un muro fronterizo no detendrá las actividades de los carteles mexicanos.

«Si el muro tiene 20 pies (6 metros) de alto, hay una escalera de 22 pies (6,7 metros), el contrabandista va a buscar una u otra forma de pasar», dijo a Efe el jefe policial.

En el caso concreto de este condado, que da al Golfo de México, el alguacil cree que una pared de concreto poco hará para detener el tráfico ilegal por mar.

«Hemos tenido lanchas cargadas de droga, paquetes de droga que son arrastrados desde el mar hacia la costa», explicó.

Aun así, por encima de todas esas opiniones, el flamante inquilino de la Casa Blanca parece estar convencido de que un muro aumentará la seguridad y Estados Unidos recuperará «el control de sus fronteras».

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