Juan Carlos Varela, presidente de Panamá, indicó que el país enfrenta un momento crítico en el flujo irregular de inmigrantes, por lo que va a continuar con un programa bilateral con Costa Rica para atender a unas 4.000 personas procedentes de Haití y extracontinentales.
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«Estos migrantes se encuentran en dos puntos, entre la provincia de Darién, fronteriza con Colombia, y en otro situado en la provincia de Chiriquí, limítrofe con Costa Rica», declaró Varela.
Ademas, mencionó que una de las crisis más impactantes en la nación ocurrió en el año 2016 con un tránsito de 28.000 migrantes irregulares, pero cree que este año va a superar esa cifra.
La llegada incesante de migrantes llevó a Panamá y Costa Rica a aplicar de manera conjunta el programa llamado «flujo controlado», el mismo es un proceso de verificación sanitaria y también biométrico para comparar información con bases de datos de Estados Unidos y otros países con la finalidad de tener un perfil de estas personas y saber si generan o no un alerta migratoria.
«Panamá implementa la Operación de Flujo Controlado para defender los derechos humanos de los inmigrantes, la población (panameña) en ningún momento se ha visto afectada por estos flujos migratorios, por el contrario es una tarea muy profesional. Aquí se respetan los derechos y no se permite que ningún traficante de seres humanos se beneficie», aseveró.
El jefe de Estado afirmó que la mayoría accede desde Colombia por pasos ilegales o trochas hasta llegar a la inhóspita selva panameña del Darién. Aun así, no contempla un cierre entre la frontera natural que imposibilite la llegada de los indocumentados.
Informó que los gastos para atender esta situación proceden de un «fondo de migración» de más de 35 millones de dólares, desde el que se le aportan recursos al Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) y al Servicio de Protección Institucional (SPI), a cargo de la operación.
Fuente: Telemetro